La suela exterior es una de las zonas más importantes del zapato, puesto que es la pieza que conecta nuestro cuerpo con el suelo. Por lo anterior su diseño y materialidad es clave.
En el primer año de vida un niño tiene más sensibilidad en sus pies que en sus manos. Por este motivo no debemos calzarlos antes de que inicien la marcha, y solo hacerlo para protegerlos del entorno o el exterior (frío, calor, heridas en los pies, etc). Cuando están descalzos o bien usan un calzado respetuoso, son capaces de recibir información sensorial de su entorno y desarrollan la "Propiocepción", que es sumamente importante a esa edad.
¿Qué es la Propiocepción y porqué es tan importante?
La Propiocepción es la capacidad que tiene nuestro cerebro de saber la posición exacta de todas las partes de nuestro cuerpo en cada momento. Dicho de otra manera, a nuestro cerebro le llegan diferentes ordenes desde las articulaciones y los músculos de la posición exacta de los mismos. Los pies son la parte más receptiva del cuerpo, siendo responsables de canalizar un 70% de los estímulos.
¿Cómo sería la suela ideal?
🦶Materiales aptos: Nuestra suela está fabricadas en goma sintética, debido a sus excelentes propiedades.
🦶Plana: Sin drop (desniveles).
🦶Delgada: Manejamos espesores de 3 y 5mm según tallas. Este espesor es suficiente para proteger el pie del niño de factores externos, del frío y calor sin quitarle sensibilidad en la planta del pie necesaria.
🦶Flexible: Debes poder doblarla y debe poder adaptarse a la forma del suelo. Esto se logra gracias a los puntos anteriores, el material, su espesor y su forma plana.
🦶Sin amortiguación: La amortiguación no es recomendada puesto que inhibe la sensibilidad del pie y no estimula el crecimiento del hueso calcáneo (el del talón), que desarrolla según la ley de Wolf, donde el talón necesita recibir impacto directo con el suelo. La amortiguación hace que la suela ceda y se amolde al pie, evitando el desarrollo ideal de este hueso.
En conclusión, logramos fabricar una suela que protege, es muy flexible, no tiene amortiguación, imitando la sensación de estar descalzo y por ende respeta el desarrollo correcto de los músculos y huesos del pie, lo que a su vez promueve la estabilidad, el equilibrio y el desarrollo cognitivo.
